El ajedrez es un deporte
ciencia intelectual, por eso al practicarlo desarrollamos una parte del
cerebro, creando así una habilidad mayor para razonar.
El juego se desarrolla en un
tablero de 64 casillas, 32 negras y 32 blancas, en donde encontramos las diagonales,
las columnas y las filas. Se utilizan 32 piezas (16 blancas y 16 negras) y 2
jugadores. En cada turno el jugador puede
mover una pieza. Luego de haberla movido el turno pasa al otro jugador y así
sucesivamente. Cada jugador tiene a su disposición: 8 peones, 2 torres, 2
caballos, 2 alfiles, 1 Dama y 1 Rey. Cada pieza se mueve de una manera
diferente. Pero no sólo se pueden mover sino también se pueden capturar las
piezas rivales.
En el ajedrez, sin embargo, existe un movimiento especial que permite
mover dos piezas, rey y torre; éste es el enroque corto o largo que en realidad
se utiliza para poner a salvo el rey y activar la torre en un solo movimiento.
Aunque es importante capturar las piezas del rival, el objetivo final es
darle jaque mate al rey, es decir, cuando amenazamos al rey y este no puede
irse a otra casilla ni puede defenderse; en cambio, cuando es solo jaque es una
amenaza al rey. No obstante, es posible obtener otro resultado; las
tablas/empate, cuando ninguno de los rivales tienen opción de ganar, o los
reyes hayan quedado solos.
En conclusión, podemos deducir que en el ajedrez desde la apertura hasta
el final, se debe tener concentración y estrategias para desarrollar un buen
juego que permita tener la ventaja en el tablero, además de un buen resultado.
